Se fue del piso que tenia alquilado con un amigo, y ahora le toca pagar las rentas impagadas.
- ureseda
- 24 sept 2014
- 2 Min. de lectura
Abro con esta consulta, una sección en la que sin citar nombres, comento casos reales que considero de interés. Son esas cosas que no consultamos a un profesional, que hacemos en la confianza de estar haciéndolo bien y que finalmente nos cuesta algunos dolores de cabeza, y el dinero.
No hace mucho, me surgió una consulta, que hoy quiero compartir con vosotros, pues de seguro os puede pasar. Se trata del típico caso en el que alquilamos un piso junto con otro compañero. Por supuesto todos firmamos el contrato obligándonos al pago del alquiler, asumiendo que cada uno pagará su parte. Al fin y al cabo, somos amigos, y confiamos los unos en los otros.
Finalmente, un cambio en nuestra vida, nos fuerza a trasladar nuestro domicilio, decir adios a nuestros compañeros de piso, y a nuestro casero, al que puntualmente informamos de nuestra salida. Nuestros antiguo compañero de piso se queda en él. Ya buscará él, un nuevo compañero, o no. Y ya se queda él como responsable del pago del alquiler, quedando nosotros libres de responsabilidades. O eso creíamos.
El caso es que al cabo de un año aproximadamente nos encontramos con un demanda en nuestra contra en la que se nos reclaman las rentas impagadas de aquel piso que abandonamos, y que para mayor escándalo, son posteriores a nuestra salida del inmueble. Lo peor de todo es que posiblemente nos toque pagar.
¿Cómo es posible? Muy fácil. Para empezar nuestro anterior compañero de piso, no encontró otro que nos sustituyera, con lo que no se formalizó nuevo contrato. Vinieron los problemas laborales y con ellos los retrasos en el pago de la renta, y finalmente el impago. Lógicamente nuestro antiguo casero acude a un abogado para recuperar su inmueble y a ser posible las rentas impagadas. Para ello, aporta el único documento que tiene, el contrato en el que recordemos, aparece tu nombre.
Nuestro antiguo casero ya cuenta con el arma que necesita para reclamarnos las rentas impagadas. Negará cualquier conocimiento de tu salida del inmueble, y tu no podrás demostrar que lo sabia porque simplemente se lo dijiste por teléfono, o incluso de palabra en una conversación informal. Nuestro antiguo compañero de piso no tiene dinero (si lo tuviera hubiera pagado), pero nosotros tenemos una apreciada nómina que nuestro antiguo y codicioso casero embargará gracias a su abogado.
Nos tocará hacernos cargo de las rentas impagadas, facturas de suministros, y lo peor, de las costas. Un enorme agujero a nuestra economía. ¿Cómo evitarlo? Fácil. Un simple y económico burofax, dirigido a nuestro casero, que posteriormente servirá en juicio como prueba fehaciente de que comunicastes tu salida del inmueble, y que por tanto estás exento de cualquier responsabilidad posterior.
En cualquier caso, ya sabes "Consulta con tu abogado".
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